Cuando la Máquina Piensa, el Hombre Siente
Hace poco más de cien años no había ni coche. Ni luz eléctrica.
Esa es la velocidad de la razón. De la invención. De la tecnología.
¿Y los sentimientos?
Los sentimientos humanos son aproximadamente los mismos, incluso hace diez mil años.
Esta introducción me sirve para proponer que la razón tiene una curiosidad sin fin, mientras que las emociones son esencialmente las mismas.
Esta proposición ayuda a predecir hacia dónde la inteligencia artificial podrá empujarnos: (de vuelta) hacia nuestras emociones. ¿No?
En Jubilación de la Razón propongo que la IA sustituirá predominantemente nuestro lado racional, literalmente el lado izquierdo del cerebro. Dejando espacio para que el otro lado, el lado conectado a nuestros sentimientos, sensaciones, emociones, (vuelva a) brillar.
Daniel Siegel nos enseña que los dos lados del cerebro son importantes, por eso el grueso cuerpo calloso conecta ambos lados del cerebro.
A través de las sinapsis en el cuerpo calloso, emociones más razón entran en equilibrio, obteniendo del conjunto las características de sistemas complejos: adaptabilidad, flexibilidad (etc).
Podríamos simplificar que solo el lado derecho actuando tiende al caos, berrinches, despropósitos, aquellas peleas de tráfico que solo después la persona se arrepiente (etc).
También podemos simplificar que solo el lado izquierdo actuando tiende a la rigidez, con una frialdad distante, listas y listas, análisis y análisis, sin decisión, sin impulso.
Si la IA realmente sustituye nuestra necesidad de usar el lado izquierdo, el lado de la razón, del cerebro, ¿podemos desequilibrarnos?
Es buena pregunta.
Una hipótesis que se me ocurre es que ya estamos usando demasiado el lado izquierdo del cerebro y de menos el lado derecho, de las emociones, sensaciones, sentimientos. El propio Daniel Siegel aboga por esto en algunos de sus libros. Gelong Thubten, un monje inglés, también describe esto, siento.
Si esta hipótesis tiene fundamento, entonces la IA estará ayudando a reequilibrar nuestra máquina compleja de razón más emoción.
Voy a divagar ahora sobre razón sin fin, y emoción finita.
Siento que nuestro lado razón nunca para de inventar cosas. Por eso en poco más de cien años inventamos tanta tecnología. Ya nuestras emociones siguen siendo las mismas: alegría, tristeza, miedo, rabia (etc).
Podemos inventar arreglos sociales variados para lidiar con estas mismas emociones: matrimonios arreglados, amor romántico. Monogamia, poligamia (etc).
Pero estos arreglos buscan lidiar con las mismas emociones, esencialmente.
Si la IA desequilibra nuestra capacidad de usar tanto el lado izquierdo como el lado derecho del cerebro, pendiendo para que usemos demasiado el lado derecho, sustituyendo el uso del lado izquierdo por las IA, podremos tender al caos, desde el punto de vista del análisis de sistemas complejos.
Berrinches, emociones descontroladas y comportamientos similares no tendrán más, tanto, el equilibrio de la razón.
¿Podremos tender al caos?
Y antes de la IA, si realmente estamos excesivamente racionales, estamos, entonces, antes de la IA, ¿tendiendo a la rigidez, con uso excesivo de la razón en detrimento de sentimientos y emoción?
En Un Mundo Feliz una tribu que no se somete a las nuevas tecnologías, como los Amish en EE. UU., aproximadamente, sería una manera de mostrar que la emoción no necesita tecnología, propongo esta interpretación. Si nos conectamos con nuestras emociones y sentimientos, podríamos aún estar descalzos en el bosque, por más de un billón de años (hasta que el sol se apague).
Ya explorando nuestra capacidad de racionalizar, de inventar tecnologías, nunca hay fin: siempre querremos descubrir más planetas y cosas menores que el mejor microscopio de la época nos exhibe. Incansablemente.
Creo que yo debería empezar a pensar en estos asuntos, pensar un poco nosotros, el mundo, con estas herramientas y punto de vista de la razón y emoción.
Por ahora solo esparzo las herramientas en la mesa.
¡Inconcluso! Aún.