¿Por qué escupir la conciencia?
Supongamos que la forma de agrupar los átomos en moléculas, tejidos, vidas, conciencias, es libre como un papel en blanco.
En este papel originalmente en blanco, ¿cuál es el diseño actual?
Aquí en la Tierra, los átomos están agrupados de una manera que prioriza la supervivencia de una agrupación súper importante: el gen.
Un conjunto de átomos, organizado, el gen.
Yo. Tú. Nosotros producimos material genético que se perpetúa cuando tenemos hijos.
Nosotros morimos. El gen sigue.
La genética de la humanidad sigue.
Individualmente cada cuerpo humano muere. Muere Shakespeare. Muere Einstein. Muero yo. Mueres tú. Muere Aristóteles.
Pero los genes de la especie siguen muy vivos.
No sólo genes: memes.
Richard Dawkins llamó meme a un pedazo de información que se perpetúa.

Richard Dawkins
Perpetuamos memes. Información. Desde el logaritmo hasta la lengua, desde la poesía hasta cómo construir instrumentos, perpetuamos información.
Así, una pieza de Shakespeare, una teoría de Einstein, una manera de pensar de Aristóteles puede seguir tan viva como un gen.
Incluso después de que los cuerpos y las conciencias de Einstein, Aristóteles, Shakespeare, ya hayan desaparecido. La idea queda.
Quedan preservados memes y genes. Cultura y ADN.
Se van: cuerpos y conciencia.
Como un papel en blanco,
podemos considerar que el diseño que organiza átomos priorizando genes, descartando cuerpos, sea tan “Matrix” como la fantasía de la película Matrix.
Un diseño.
Una manera de organizar los átomos.
Una “Matrix”. ¿Por qué no?
Tan inventada como la vida creada para Tom Cruise en la película Vanilla Sky o la Matrix de la película Matrix.
Con una diferencia brutal: no habría una vida “real” a la que pudiéramos retornar, como había en los hollywoodenses Matrix y Vanilla Sky.
Si consideramos la configuración de los átomos como totalmente libres, no hay un método correcto. No hay un “real”.
Esta falta de sentido, de lo cierto, es rellenada por religiones que, además de rellenar el sentido, organizan a la humanidad en grupos.
Quien tenga la certeza de que un Dios creó el foco en el gen como ocurre hoy, y que esta manera de organizar átomos, moléculas, tejidos, vidas y conciencias no debe ser cuestionada, no continúe leyendo, pues en los próximos párrafos voy a considerar que no hay un cierto, ni un errado, en la amplia posibilidad de organización de los átomos.
Quien programó nuestra biología y nuestra genética — el azar, interacciones complejas, la supervivencia de los más aptos — programó la supervivencia del gen. El gen está en ti, ahora, pero después, por la mitad, en tus hijos. Y nietos.

Darwin habló sobre la supervivencia de los más aptos.
Conciencia y cuerpo se definen en cerca de 80 años, en promedio. El gen prosigue.
Es de esta realidad que — propongo — podemos huir.
Podemos considerar que este diseño actual es nuestra “Matrix” actual.
¿Por qué no podemos tener un diseño diferente?
Por ejemplo: ¿qué tal un diseño en el que la conciencia — tú mismo, no sólo tus genes — se perpetúe largamente?
En este caso, huiríamos de esta “Matrix” en la que prevalece la supervivencia de los genes, mientras descarta cuerpo y conciencia. Como quien escupe la cáscara de una naranja.
No hablo esto sin saber que está bien próximo a nuestro alcance. El libro Tiempo de Vida explica la terapia con los tres genes, “OSK”— oct4, sox2, klf4 — que rejuvenece este nuestro envoltorio de genes — nuestro cuerpo, nuestra conciencia.
Jeff Bezos, dueño de Amazon, ya está invirtiendo en esta empresa.
¿Por qué escupir el cuerpo y dejar solamente los genes vivir miles o millones de años?
¿Será que esta “Matrix”, tramada por la biología, con sus socios el azar, interacciones complejas y supervivencia de los más aptos, no puede estar sofocándonos?
Este diseño no sofoca nuestros genes. Que van durando largamente.
Pero sofoca nuestro cuerpo. Descarta nuestra conciencia.
En el diseño actual, necesitamos entrenar a niños durante veinte años, para que estos expandan el conocimiento que heredan en aproximadamente 40 años de vida activa, antes de que se jubilen y mueran. Todo esto mientras preparan la próxima generación, intentando mejorar el conocimiento general de la humanidad entre buscar y llevar niños del mundo a la escuela. Todo junto.
Esta manera de expandir conocimiento juega bastante experiencia fuera.
¿Cómo sería tener profesores y alumnos con mil, diez mil, un millón de años de experiencia?
La información podría ganar en profundidad.
O sólo por deporte: si podemos elegir dejar que la conciencia tenga longevidad, ¿por qué no elegir?
Los genes aún sobrevivirían junto.
Todos ganamos: genes y conciencia.
¿No sería genial salir de la Matrix construida por la biología? ¿Para una vida que se centre también en la conciencia?
¿O vamos a quedar presos en la Matrix que “cayó sobre nosotros”?
En realidad, no tenemos la opción de no evolucionar.
Es natural. Es cuestión de tiempo. Es hasta, ¿por qué no?, biológico.
Pues somos frutos de la naturaleza. También somos frutos del azar, de interacciones complejas, con supervivencia de los más aptos.
Inclusive cuando optamos por cambiar de Matrix.